Buena lectura
Por estos días, cuando el descanso invita a la lectura, he podido disfrutar en ese sugerente guiño el último libro de García Márquez, que no dudo en recomendar como una pieza magistral de su producción literaria. “Yo no vengo a decir un discurso” se trata precisamente de sus más importantes discursos que ha pronunciado en su vida, desde el colegio hasta los más encumbrados escenarios, en donde nos comparte no solo el exquisito lenguaje de sus ideas, sino muchas reflexiones sobre la vida que vale la pena auscultar. Ahí les comparto unas de sus frases:
-“Muchos de ustedes saben que todo homenaje público es un principio de embalsamamiento… Yo que siempre he considerado los discursos como el más terrorífico de los compromisos humanos”
-“Recibo la orden Azteca con dos sentimientos que no suelen andar juntos: el orgullo y la gratitud”
– Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.
Exalta la poesía como la “permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte”
y de la cultura dice: “Es la fuerza totalizadora de la creación: el aprovechamiento social de la inteligencia humana. O como dijo Jack Lang sin más vueltas, ´La cultura es todo´… somos usuarios de rayos X y transistores, tubos catódicos y memorias electrónicas, pero no hemos incorporado los fundamentos de la cultura contemporánea a nuestra propia cultura… Hasta la revolución misma es una obra cultural, la expresión total de una vocación y una capacidad creadoras que justifican y exigen de todos nosotros una profunda confianza en el porvenir… Una más amplia y profunda utilidad social de la creación intelectual, el más misterioso y solitario de los oficios humanos. Sería, en fin, un aporte decisivo a la inaplazable determinación política de saltar por encima de cinco siglos ajenos y de entrar pisando firme, con un horizonte milenario, en el milenio inminente”.
-“El tremendo Apocalipsis cautivo en los silos de la muerte de los países más ricos está malbaratando la posibilidad de una vida mejor para todos… Un gran novelista se preguntó alguna vez si la tierra no sería el infierno de los otros planetas… Pero la sospecha creciente de que es el único sitio del sistema solar donde se ha dado la prodigiosa aventura de la vida nos arrastra sin piedad a una conclusión descorazonadora: la carrera de las armas va en sentido contrario a la inteligencia… No es nada honroso para el talento humano, en la edad de oro de la ciencia, haber concebido el modo de que un proceso multimilenario tan dispendioso y colosal pueda regresar a la nada de donde vino por el arte simple de oprimir un botón.
Y esta última: “No esperen nada del siglo XXI, que es el siglo XXI el que lo espera todo de ustedes”